Construyendo la Ciudad de la Paz, donde Cristo reina.
Si el modelo de la Ciudad de Dios, Ciudad de la Paz, es María, los elementos que la constituyen son también personas que encajen con el modelo. ¿Y donde las buscamos?
Vemos como lo hizo Dios. Dios creo a María, su obra más perfecta, con la misión de engendrar a Jesús, darle carne, humanizarlo. Esto es una pista. Las personas que buscamos tienes que ser personas que le pongan manos y pies a Jesús en este mundo. Son personas que acogen la palabra de Dios y dicen fiat, hágase. Son personas humildes para acoger la palabra y obedientes para cumplirla. Son personas que humanizan la creación, crean vida humanizando lo que tocan.
¿Cómo hacía Jesús?
Enseñando con autoridad en la Sinagoga (Mateo 1: 27), desde una barca (Lucas 5: 3), en los montes (Mateo 5: 1), en el Templo (Juan 7: 14), por el camino (Lucas 24: 27); enseñaba como debían ser los miembros de la Ciudad de la Paz, los aspirantes al Reino de Dios. Cuando enseñaba decía:
Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos la misma cantidad. Antes bien, amad a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad no esperando nada a cambio, y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo; porque El es bondadoso para con los ingratos y perversos. Sed misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso.
Lucas 6: 34-36
Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.
Mateo 11: 28-30
Comiendo con publicanos y pecadores (Mateo 9: 10) buscaba al pecador (Lucas 5: 32), a la oveja perdida (Mateo 18: 5) abrazándola con compasión (Lucas 15: 20) sin juzgar (Juan 15: 47) Jesús vino a servir (Mateo 20: 28) a dar su vida en rescate por muchos (Mateo 20: 28), pues nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigos (Juan 15: 13)
¿Quien formará la Ciudad de la Paz?
La Nueva Jerusalén estará construida por pequeñas Marías, humildes, obedientes, con corazón de madre, que sirven a los demás hasta dar su vida por ellos, que se preocupa del necesitado, del enfermo, del tullido, del ciego, del pecador, … del pobre … pues ellos son los que más fácilmente pueden hacerse como niños y acoger al Rey en su corazón, cargar con su cruz y hacerse amigos de Jesús, el que dio su vida por ellos. El que les da la paz, el que les humaniza, devolviéndoles su dignidad de hijos del Rey.
Los que tengan su corazón lleno de riquezas, orgullos, ansia por tener y dominar, llenos de mil cosas que se come la polilla, harán cola a sus puertas hasta que se vacíen de todo y se hagan pobres para llenarse de Dios.
Ahora Dios va a dar muchas oportunidades, pues hará pobres a muchos de nosotros que estamos a la puerta y así ver si somos capaces, despojados de todo, entrar en la Ciudad Santa.
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