Radio de la Paz, contribuyendo a la Civilización del Amor
Esta iniciativa, Radio de la Paz, cuenta con mas de 15 años de historia. Nace en la Fraternidad Monástica de la Paz con objeto de sembrar la Palabra de Dios en el corazón del hombre de hoy, para así transformar desde dentro a la misma humanidad y construir la Civilización del Amor, la Ciudad de Dios.
Por ello queremos impregnar con nuestra fe en Cristo Resucitado, Rey del Universo todas las realidades que nos rodean: nuestras creencias, nuestra cultura, nuestras tradiciones y costumbres, nuestra familia, nuestra economía, nuestra política, nuestras estructuras sociales, nuestra tecnología, nuestros conocimientos, nuestra forma de explotar los recursos, nuestro entorno … todo … y así ordenar en Cristo la construcción de nuestra sociedad.
Como expresó el papa san Juan Pablo II el Evangelio se aplica a toda la vida social, incluyendo la política, la economía y la cultura:
“El Evangelio es luz que ilumina todo el vasto campo de la vida social: la familia, la cultura, la escuela y la universidad, los jóvenes, los medios de comunicación social, la economía, la política… Cristo sale al encuentro del hombre dondequiera que viva y trabaje, y da pleno sentido a su existencia.»
San Juan Pablo II en Castelgandolfo en su breve predicación antes del rezo del Ángelus 27-07-2003
Queremos contribuir a construir la civilización del amor, esto es el reinado social en la tierra del Sagrado Corazón de Jesús, es la civilización cristiana que se vive en la ciudad de Dios, la Ciudad de la Paz.
La expresión “Civilización del amor” la introdujo el Papa san Pablo VI en 1970, pero fue desarrollada por san Juan Pablo II y Benedicto XVI y que, a su manera, trata de hacer realidad el papa Francisco.
Muchos tratamos, a nuestra manera, hacer realidad un mundo donde reine el amor, la paz y la justicia. Pero y si analizamos ¿cual es la “manera” de Cristo?
Radio de la Paz y la Civilización del Amor
La expresión “civilización del amor” fue empleada por primera vez por el papa san Pablo VI en Pentecostés de 1970, en el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal:
«Pentecostés es del mismo modo un acontecimiento que interesa también al mundo profano. Brota de él una nueva sociología, la penetrada de los valores del espíritu, …la que tiene el sentido de la dignidad de la persona humana, …la que especialmente tiende resueltamente a superar las divisiones… y a hacer de la humanidad una sola familia de hijos de Dios… Lo que Pentecostés inauguró es la civilización del amor y de la paz» .
(San Pablo VI, Alocución en el rezo del Regina Coeli el 17.05.1970, Domingo de Pentecostés)
Radio de la Paz debe abordar todas las realidades del hombre
La conexión del hombre con Dios es la base de las relaciones humanas, la separación de Dios es el origen de toda inhumanidad personal y social.
Esta síntesis de la religión y de la vida fue proclamada insistentemente por el papa san Juan Pablo II, porque es tema permanente y esencial de la misión de la Iglesia.
Estas palabras resumen las que aparecen en su Exhortación Apostólica Ecclesia in Europe:
«La evangelización de la cultura debe mostrar también que hoy, en esta Europa, es posible vivir en plenitud el Evangelio como itinerario que da sentido a la existencia. Para ello, la pastoral ha de asumir la tarea de imprimir una mentalidad cristiana a la vida ordinaria: en la familia, la escuela, la comunicación social; en el mundo de la cultura, del trabajo y de la economía, de la política, del tiempo libre, de la salud y la enfermedad».
Exhortación Apostólica Ecclesia in Europa (28.06.2003, n. 58)
Hemos de tratar de reconstruir al hombre encerrado en un naturalismo extremo, desconectado totalmente de su autor al que intenta suplantar, incapacitando al hombre moderno para regir su vida y humanizarla, llevando la civilización actual a la ruina.
Por ello hemos de conectar todas las cosas con una perspectiva de eternidad, que es lo que permite captar su realidad y humanizar todas las cosas, que es al mismo tiempo lo que las diviniza entregando al Corazón de Cristo su Reino.
La Ciudad de la Paz
Radio de la Paz en medio del hombre ayuda a construir el lugar de encuentro del hombre con Dios:
Decía Aristóteles:
«La Ciudad no consiste en la comunidad de domicilios, ni en la garantía de derechos, ni en las relaciones mercantiles. La ciudad es la comunidad en el bien para alcanzar una existencia humana virtuosa»
La Política, Libro III, Aristóteles
Esta reconstrucción del hombre permite crear la Ciudad de la Paz, Ciudad de Dios, donde Él reina y gobierna todos los corazones y les alcanza «una existencia humana virtuosa» creando su reinado de justicia y paz, añorado por tantos.
He aquí como define el papa Benedicto XVI la paz como paz mesiánica de plenitud traída por Jesucristo que la ganó para nosotros con su sangre:
«Al derramar su sangre y entregarse a Sí mismo, Cristo trajo la paz que, en el lenguaje bíblico, es síntesis de los bienes mesiánicos y plenitud salvífica extendida a toda la realidad creada».
Catequesis pontificia del miércoles 7.09.2005. Benedicto XVI
Ya sabemos nuestro destino:
«La historia va hacia la humanidad unida en Cristo»
Homilía 4.01.2006, Benedicto XVI
«La civilización del amor debe ser el verdadero punto de llegada de la historia humana»
Homilía 3-11-1991, san Juan Pablo II
Y sabemos la dureza del camino que nos queda
El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado «con gran poder y gloria» (Lc 21, 27; Cf. Mt 25, 31) con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de los ataques de los poderes del mal (Cf. 2 Te 2, 7) a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su raíz por la Pascua de Cristo.
Catecismo de la Iglesia Católica #671
Desde la Ascensión, el advenimiento de Cristo en la gloria es inminente (Cf. Ap 22, 20) aun cuando a nosotros no nos «toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad» (Hch 1, 7; Cf. Mc 13, 32).
CIC #673
Sabemos que la Iglesia no alcanzará por sus medios esta conquista y que debemos pasar por la última prueba
Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (Cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (Cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el «Misterio de iniquidad» bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad
CIC #675
Pero mientras esperamos su Venida trabajaremos con alegría llevando Fe y Esperanza al mundo, reconstruyendo al hombre, construyendo la Ciudad de la Paz.
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